El proceso independentista en Cataluña y la debilidad de la izquierda

El enfrentamiento entre el gobierno del Partido Popular que representa a los grandes capitales y a las multinacionales y los partidos catalanistas que defienden políticas neoliberales se ha agudizado y no se observa, a corto plazo, la posibilidad de una salida.  Ninguno de los dos sectores está dispuesto a hacer concesiones porque serían interpretadas como un signo de debilidad en un momento de ascenso de las luchas.

Esta situación se mantiene desde tiempo atrás donde la derecha fue incapaz de ceder en ninguno de los aspectos que reclamaba la burguesía catalana: mayor inversión en infraestructuras, en servicios, mayor capacidad de disponer de la recaudación impositiva.

El proceso radicalizó a sectores importantes de la pequeña burguesía con un sentimiento nacional que, a la vez, enfrentaba la represión y las políticas reaccionarias de Rajoy. La participación de las CUP (Candidaturas de Unidad Popular) y sectores de ultraizquierda con una perspectiva republicana, antimonárquica y de transformación, le dieron una estructura a este movimiento creyendo que podrían tener un peso decisivo  en esta situación.

La participación de estos sectores en las movilizaciones en defensa de la libertad de los presos catalanes y de los exiliados responde al rechazo de la política represiva del gobierno español.

La división de la población catalana entre soberanistas y constitucionalistas no es objetiva. Esto se demostró en las últimas elecciones de diciembre de 2017 donde los sectores independentistas superaron los dos millones de votos y la derecha con el Partido Socialista y Cataluña en Común-Podemos alcanzaron los dos millones doscientos.

En las fuerzas independentistas Junts per Cat (continuadora de Convergencia i Unió) que obtuvo 940.000 votos está de acuerdo con la república pero sostiene un programa que no se diferencia mucho al del Partido Popular. Y entre los sectores constitucionalistas están el Partido Socialista de Catalunya (PSC) y Catalunya en Comú –Podem que se oponen a la política de Rajoy y plantean una reforma de la Constitución que estructure un nuevo encaje de Cataluña con el Estado.

No ha habido un debate profundo y con argumentos sobre el tema nacional teniendo en cuenta que el derecho a la autodeterminación se encuentra incluido en el programa de la izquierda desde finales del siglo XIX y comienzos del XX. Lenin defendía que el derecho de autodeterminación no significaba la independencia porque, cuanto más profunda es la relación de los diferentes pueblos dentro de un estado hay más posibilidades de desenvolver la economía y las condiciones de vida y la cultura de la población.

En la relación entre España y Cataluña no se puede hablar de nación opresora y oprimida sino de lo que se trata es del interés de preservar los privilegios por parte de ambas burguesías. Por eso, lo fundamental, desde una perspectiva de izquierda, es mantener la centralización y la independencia del movimiento obrero en la defensa de sus derechos y reivindicaciones.

Manifestación pensionistas

Todo intento de dividir el funcionamiento del proletariado, como dice J. Posadas, debilita la respuesta contundente y necesaria para golpear al capitalismo y no permite integrar centralizadamente a otros sectores sociales que se han radicalizado.

Se están viviendo momentos de grandes luchas por parte de algunos sectores de la sociedad. Ha habido multitudinarias manifestaciones de los pensionistas en todas las ciudades. Han hecho actos y concentraciones en los que rompieron y quemaron la carta recibida  del gobierno donde se les anunciaba el aumento del 0.25 % para este año, lo que consideran una afrenta por la pérdida de poder adquisitivo en los últimos tiempos sumado a las míseras jubilaciones que perciben.

Es un movimiento coordinado a nivel estatal que muestra la necesidad de que la lucha unificada es la mejor herramienta para  hacer retroceder al gobierno que ha tenido que ceder aumentando las pensiones mínimas.

La Huelga Mundial de Mujeres ha tenido una gran repercusión en España, además de otros países. Todas las organizaciones feministas se coordinaron en forma independiente y prepararon las acciones del 8 de marzo. La repercusión social fue tan importante que los grandes sindicatos tuvieron que convocar una huelga de dos horas en cada turno que condujo a que pararan las grandes empresas.

Pero, la huelga social de 24 horas llamada por el movimiento feminista tuvo repercusión en la enseñanza, en la sanidad, en la atención domiciliaria  donde se establecieron unos servicios mínimos y afectó también al consumo. Los hombres relevaron, en muchos casos, a la mujer en los cuidados y las tareas en las casas tal como fueron planteadas por el movimiento.

Las manifestaciones fueron masivas inundando las grandes ciudades de mujeres, hombres y niños con consignas reivindicando la igualdad de derechos y el papel de la mujer en esta sociedad demostrando los cambios que ya se están produciendo.

Para este proceso de maduración no están preparados los partidos de izquierda. La perspectiva que se abrió en el PSOE con el triunfo de Pedro Sánchez y la participación muy activa de la militancia y, especialmente, de la juventud se encontró con la ausencia de canales y funcionamiento político para imponer un cambio de rumbo del Partido.

El sometimiento, finalmente, de la nueva dirección al aparato y a los viejos dirigentes como Felipe González fue el elemento determinante que hizo retroceder las posiciones con las cuales se había presentado Pedro Sánchez y en las que predominaba el acuerdo con Podemos para echar a Rajoy. Como consecuencia de esta política el Partido Socialista permite la gobernabilidad del PP aliado con Ciudadanos.

La izquierda alternativa, que significa Podemos, ha perdido apoyos y peso político por sus retrocesos programáticos, su falta de funcionamiento y la disminución de participación de las bases a través de los círculos. Ha volcado gran parte de sus esfuerzos a través de la vía institucional, ha intervenido insuficientemente en los movimientos sociales y no ha desarrollado una política hacia el movimiento obrero.

En Cataluña sus posiciones son contradictorias y  permitiendo el desarrollo de una corriente con posiciones independentistas que terminó rompiendo con la organización. La probable unificación con los Comunes (Ada Colau, Xavier Domenech) sería importante si se estructurara  en base a un programa de transformaciones  y no a un acuerdo entre direcciones. Los círculos de Podem Catalunya exigen su participación y poder decidir en este proceso.

La propuesta de Domenech de hacer un gobierno catalán  de independientes y con los partidos progresistas abre una vía para desencallar la situación, hasta ahora, enquistada en Cataluña. Es una propuesta que se suma a la del PSC de gobierno de concentración y que posibilita la elección de un presidente en la Generalitat, la recuperación del autogobierno con el consiguiente levantamiento del artículo 155 aplicado por el gobierno español y que es una intervención, de hecho, a la autonomía catalana.

Es necesario resolver esta situación cuanto antes porque hay una necesidad de tomar medidas urgentes para resolver los problemas de sanidad, de pobreza energética, de paro y precariedad que están sufriendo los sectores más desfavorecidos. Es un ejemplo y un triunfo muy importante que Valencia haya desprivatizado el hospital de Alzira que fue entregado por el Partido Popular a empresas privadas para su explotación. Esto muestra que están las condiciones sociales de revertir las medidas privatizadoras que, impulsadas desde la Unión Europea, han sido aplicadas en todos los ámbitos.