Las movilizaciones y las protestas de las mujeres en todo el mundo no han tenido jamás la trascendencia que alcanzan en este momento. Ganan las calles, arrastran millones, aún a los hombres, no sólo en defensa de sus derechos de género (el aborto legal, la paridad de salarios y de trato en los lugares de trabajo, etc) sino también contra el contexto general de violencia generado por la actuación de las políticas ultraliberales de austeridad, de aumento de desigualdades sociales y de reducción de las libertades individuales y colectivas.
El aumento del protagonismo femenino sacude los cimientos de la sociedad, se extiende la decisión para denunciar abusos y agresiones sexuales, para llamar la atención y debatir sobre el atraso del patriarcado y las relaciones de poder y de dominio, sean políticas, religiosas o profesionales. Los movimientos feministas forman parte y son un estímulo de una lucha más amplia contra el sistema capitalista y sus consecuencias de violencia, discriminaciones e insatisfacciones.
La movilización de las mujeres en Estados Unidos
Millones de mujeres, en Estados Unidos han sido las protagonistas de la primera protesta social contra el gobierno, recién formado, de Donald Trump. La Women’s March, en 2017, superó ampliamente las grandes manifestaciones populares contra la guerra de Vietnam de los años setenta o la protesta contra la invasión de Irak en 2003. A esa verdadera explosión siguió, después, el movimiento #MeToo con una denuncia colectiva de mujeres que declaraban haber sido víctimas de acoso, amenaza, violación y de presiones psicológicas en el ambiente del trabajo, profesional y de la universidad. Este movimiento tuvo difusión mundial, en Francia se llama #Balancetonporc (denuncia el puerco) que movilizó, en breve tiempo, a decenas de miles de mujeres.
Cuando este impulso de liberación incluye a importantes actrices de Hollywood, que rompen con el tabú que las somete a aceptar vejaciones de algunos productores, directores, colegas y managers para conseguir trabajo, significa que existe una maduración profunda de la sociedad que se solidariza con ese mundo que se rebela.
Ni siquiera el mundo politico es una excepción, Trump es objeto de probadas denuncias en contra suyo de abusos sexuales y de desconsideración hacia el mundo femenino. También unas 300 californianas han tenido la decisión, elegidas en el parlamento de Sacramento, de proclamar la cultura machista reinante y el acoso del que son victimas cotidianamente. Estalla el orden predominante en el cual el dinero compra el silencio de las víctimas o sirve para chantajear, la creciente participación de la mujer aumenta la perspectiva de transformación de una sociedad en decadencia.
Las mujeres norteamericanas demuestran, marchando por su vida, la necesidad de una gran alianza social contra la política llevada por el gobierno de su país, que es necesario unificar la defensa de las minorías, la lucha contra la precaridad, por el derecho de las mujeres a poder disponer de su cuerpo, a la lucha contra la guerra y la venta libre de armas, la explotación económica, el abandono de los compromisos por la salud del planeta, el trato inhumano reservado a los inmigrantes. Este movimiento da otra dimensión a las movilizaciones de las mujeres en el mundo.
De España a Irlanda, de la India a América Latina
El 8 de marzo ha sido la ocasión de un movimiento impresionante de conciencia colectiva. En España alrededor de 6 millones de mujeres se movilizaron, el año pasado, declarándose en huelga, haciendo acciones para revelar las diferencias importantes de salario entre géneros, la precariedad laboral predominantemente sufrida por la mayoría de las mujeres, el aumento de la tasa del IVA sobre los productos femeninos. » ¡Demasiadas razones para lanzar la huelga!», ¡mientras que al mismo tiempo los 900 miembros del Partido Popular procesados por corrupción no tuvieron ninguna condena!
Este tipo de injusticia se produjo el 28 de abril en Pamplona dónde las mujeres manifestaron su cólera en las calles contra el veredicto por el juicio a La Manada, por la violación en grupo a una joven, condenados a una pena reducida de prisión por «abuso sexual» ya que «la víctima no se habría ni defendido ni resistido bastante». Las mujeres reaccionaron con indignación contra la banalización de la agresión y la justicia dominada por el patriarcado y el machismo.
En Irlanda, la victoria del sí en el referéndum por la eliminación de las disposiciones constitucionales que prohiben el aborto, significó un progreso muy importante en este país conservador y católico donde la jerarquía de la iglesia lo considera un homicidio. El movimiento «Together for yes» sobrepasó todos los sondeos y los pronósticos, con una participación masiva de las mujeres (70 %) y los jóvenes. Es una victoria histórica para las mujeres irlandesas que estaban obligadas a ir a abortar al extranjero para acceder a condiciones sanitarias decentes.
En la India, desde hace muchos años, las mujeres luchan duramente contra el peso de la religión y de las tradiciones hinduistas, que significan para ellas una sumisión al hombre, constante y total. Al padre cuando son jóvenes, luego al marido y a los hijos cuando éste muere. Sin embargo, la Constitución hindú prevé la igualdad de los derechos de todos los ciudadanos. La violación colectiva de una joven niña en un autobús en Nueva Dehli en diciembre de 2012 catalizó grandes movilizaciones por la dignidad humana, una efectiva igualdad de género y la denuncia de estas tradiciones patriarcales y feudales, que obligaron el gobierno a tomar medidas de protección a las mujeres.
También en América Latina las movilizaciones de mujeres son importantes. En Perú permitieron que se abriese una investigación sobre los crímenes cometidos por el ex presidente Alberto Fujimori: la esterilización forzosa de alrededor de 300.000 mujeres entre 1996 y 2000 y la vasectomía de 22.000 hombres. Todo en el marco de un programa nacional de salud reproductiva y de planificación familiar. Este programa se refería de hecho a un grupo social particular, los indígenas pobres y quechuas. Privar a una parte de la población de descendencia significa prácticas violentas de control sexual y, también, crímenes racistas. No ha sido juzgado todavia. Fujimori fue condenado a 25 años de prisión por crímenes contra la humanidad – por lo que ha sido indultado en diciembre de 2017 -, pero no por las mutilaciones y las violencias sexuales que provocó durante su mandato.
En Argentina el aborto es siempre un delito pasible de prisión por homicidio. Un proyecto de ley fue depositado – por séptima vez – por la plataforma de la campaña nacional por el Aborto Legal Ya!, con apoyo de 71 parlamentarios, tanto de izquierda como de derecha. Las consecuencias de los abortos clandestinos son dramáticas desde el punto de vista de la salud y provocan la muerte en numerosos casos. Las mujeres reclaman «una educación sexual para poder decidir, anticonceptivos para no tener que abortar, y un aborto legal para no morir». Se trata allí de un combate político de clase ya que la igualdad no puede existir cuando la interrupción del embrazo puede alcanzar el precio de 10.000 dólares en una clínica privada.
El movimiento «Ni una menos», que denuncia desde hace tres años la plaga de los abortos ilegales con 251 mujeres muertas en el año 2017, lanzaba en Buenos Aires el lema «nos consideramos vivas, libres y sin deuda». Esta lucha de las mujeres se sumó a todas las demás luchas del país contra las medidas reaccionarias de Macri, sometido a la imposición del FMI y su programa de austeridad. Este séptimo proyecto de ley para legalizar el aborto hasta 14 semanas de gestación en establecimientos sanitarios públicos o privados ha sido aprobado. Es una primera victoria.
En Chile las estudiantes bloquearon unas treinta universidades para denunciar el acoso sexual permanente que existe en la enseñanza por parte de profesores sin que se tome ninguna sanción en contra de ellos. Se trata allí de una normalización de la violencia que existe contra las mujeres a todos los niveles de la sociedad: en la calle, en el trabajo, en las consultas médicas, en el hogar. Las mujeres exigen una modificación de las leyes, recordamos que la Constitución vigente fue establecida durante la dictadura de Pinochet, con el fin de afirmar la igualdad entre mujeres y hombres como deber del Estado, para avanzar en relación al divorcio y los derechos de los niños concebidos fuera del matrimonio o la autorización de la píldora del día después. La lucha de las mujeres en Argentina por el derecho al aborto gratuito, seguro y universal, significó para las mujeres chilenas una esperanza para las batallas próximas que hay que llevar.
La situación actual en Francia
La igualdad entre mujeres y hombres sería el objetivo esencial del quinquenio de Emmanuel Macron que afirmó en noviembre de 2017 que «Francia no debería ser más uno de estos países donde las mujeres tienen miedo». Concedió un millón de euros para llevar adelante acciones nuevas en este sentido después del 8 de marzo de 2018, lanzando, entre otras cosas, una convocatoria de proyectos con la participación de las asociaciones especializadas y reconocidas desde hace años en la defensa de los derechos de las mujeres.
Un proyecto de ley está en discusión, en Francia, para reforzar la lucha contra las violencias sexistas y sexuales, aunque ciertas decisiones de justicia pusieron en evidencia recientemente interpretaciones de violaciones como «ofensas sexuales simples» o dieron lugar a absoluciones por «no haber violencia contra la víctima». Esto vuelve a minimizar los hechos de violaciones probadas y a culpabilizar a las mujeres, presentando la igualdad como una realidad todavía lejana.
Hay que recordar, por otro lado, que de 86.000 mujeres víctimas de violaciones en Francia sólo el 10 % redacta y firma una denuncia. Se trata allí de un problema social que incluye los medios disponibles para la acogida de las víctimas, que se desaniman o que hasta las hacen sentir culpables dejando una secuela de completa impunidad para los responsables de crímenes sexuales. Y, cuando estas violencias son sufridas en el seno de la pareja esta impunidad es todavía más grande y los daños son todavía más graves. Estas situaciones interpelan también sobre los seguimientos de los actos de violencia física o sexual sufridas por hombres o mujeres, la falta de acompañamiento y sus efectos sobre la salud que pueden ir del estadio de la depresión al suicidio.
Existe pues una justicia que no es idéntica para todos. Un estudio reciente demostró que las mujeres abogadas eran acosadas y pagadas menos que sus colegas masculinos. El 53 % de las abogadas dicen haber sido víctimas de discriminaciones en su lugar de trabajo y una mayoría de ellas no hizo nada porque no tendrían pruebas suficientes para llenar un expediente o porque tendrían miedo de represalias.
El sistema capitalista es incapaz de cambiar el orden de las cosas y de instaurar una igualdad efectiva entre las mujeres y los hombres porque se basa en relaciones de poder, de competencia, fundadas sobre la propiedad privada que generan una organización conservadora de la familia y confinan a la mujer a un papel subalterno.
Se creó en Francia hace algunos años la ley sobre la paridad en el mundo político. Esta medida no tiene nada de progresista y jamás hará a la mujerl igual al hombre basándose en cuotas. Es sólo un simulacro, fácilmente mensurable: si en 1997 el 10 % de los diputados eran mujeres, con la ley sobre la paridad este porcentaje jamás alcanzó el 50 % anunciado, ya que existen sólo el 38,7 % de mujeres en la Asamblea nacional y el 31,6 % al Senado.
Queda pues todavía mucho que hacer en materia de igualdad en el país de los derechos del hombre, que se transformarán posiblemente pronto en la Constitución en «país de los derechos humanos».