Lo que aparentemente comenzó como un enfrentamiento con la milicia de Hamás y un intento de recuperar a los rehenes se transformó en un genocidio, en una limpieza étnica que ha conmovido a toda la humanidad. Millones de personas se han movilizado en todos los continentes en apoyo a la lucha del pueblo palestino condenando la agresión asesina de Israel. Se han organizado actos, conferencias, debates y se han agitado las redes sociales denunciando este crimen y exigiendo un alto el fuego.
Los bombardeos de Israel sobre la franja de Gaza han sido más destructivos que los que se hicieron sobre Alemania en la II Guerra Mundial y la potencia de las bombas que se han tirado sobre Gaza supera el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki.
Se han destruido el 70 % de las viviendas y no se han respetado las normas establecidas en todas las guerras que impiden el ataque a civiles y a centros sanitarios y educativos. El ensañamiento del Estado israelí, con el pretexto de liquidar a Hamás y recuperar los rehenes, es tal que quiere borrar Gaza de la faz de la tierra y hacerse con el territorio palestino por el mar y las reservas de gas y petróleo.
Hay más de 30 mil palestinos muertos, entre ellos más de 12 mil niños y niñas, además de 8 mil desaparecidos debajo de las ruinas. La mayoría de las escuelas y universidades han sido total o parcialmente destruidas. De los hospitales de la franja 30 están fuera de servicio igual que la mayoría de los centros de salud. El único hospital que quedaba funcionando no tenía anestesia ni insumos sanitarios ya que Israel bloquea su abastecimiento a través del paso de Rafah. De los más de dos millones de palestinos que hay en la franja de Gaza, el 80% han tenido que desplazarse dentro del mismo territorio, y abandonar sus casas por la amenaza de bombardeo israelí.
La masacre que se está cometiendo en Palestina va a repercutir en el conjunto de las masas árabes que se han movilizado en su apoyo. La respuesta de los Huttíes de Yemen, aun con pocos medios, atacando los barcos que cruzan por el mar Rojo expresa la decisión de sectores importantes dentro de los países árabes que no se pueden o no se están expresando en sus propios países.
Israel es un estado inventado por el imperialismo que no surgió producto de un desarrollo económico de la zona sino que recibió todos los medios económicos, tecnológicos y de armamento de última generación. Se convirtió en un centro militar cuyo objetivo es impedir el desenvolvimiento de la revolución árabe.
La capacidad militar de Israel no se corresponde con sus habitantes y su economía. En sus orígenes fue un acuerdo entre Estados Unidos y la burocracia soviética con Stalin que apoyaron el conjunto de los Partidos Comunistas. La política criminal del Estado de Israel no se hubiera podido sostener sin la existencia de las monarquías árabes, de Jordania, Arabia Saudí y Marruecos que hoy no se implican y asisten impasibles ante semejante atrocidad.
El imperialismo es el sostén fundamental de Israel al que ha apoyado, desde su creación, con todos los medios y con la última tecnología en armamento. A pesar de que públicamente el gobierno de Estados Unidos criticaba a Netanyahu y llamaba a un alto el fuego, aunque sea parcial, nunca dejó de abastecer militarmente al ejército israelí. El envío de alimentos para paliar el hambre en la Franja no es más que un lavado de cara ante la influencia de Gaza en las masas norteamericanas y la proximidad de las elecciones.
La dirección palestina de Cisjordania ha sufrido un proceso de retroceso y de conciliación sometiéndose a las burguesías europeas, dependiendo económicamente de ellas y enfrentada con el sector de Hamas dejando de lado gran parte de las reivindicaciones históricas del pueblo palestino.
Los procesos en Siria, Irak, Irán, Yemen y Hezbollah en Líbano están expresando la necesidad de retomar en Oriente Próximo y Medio Oriente el proceso de nacionalizaciones y de intervención de las masas para trasformar la sociedad, a pesar de las contradicciones de sus direcciones.
Esta no es una guerra religiosa sino que expresa la agudización de la lucha de clases en una región que escapa al control del imperialismo. La preocupación de un sector de la burguesía europea de llamar a un alto el fuego muestra el temor a verse arrastrada por este conflicto a un enfrentamiento mundial.
A pesar de la situación catastrófica en Palestina por la falta de agua, de alimentos, medicinas, la Unión Europea, que rápidamente sancionó a Rusia por la operación militar en Ucrania, no ha tomado ninguna decisión, ni bloqueo ni sanción, con Israel habiendo más que suficientes motivos por el genocidio que está cometiendo.
No hay ninguna posibilidad de estabilizar un Estado palestino en Medio Oriente. Esta decisión no resolvería el problema ya que el nuevo Estado no tendría derechos democráticos ni posibilidad de autodeterminación. Sería una estructura débil rodeada y amenazada por el ejército israelí. Además es imposible desarrollar un país económicamente en medio de la crisis y concentración del capitalismo y de preparación de la guerra. Para avanzar un Estado palestino tendría que llevar adelante transformaciones sociales y eso es imposible en la situación actual. La perspectiva sería una Federación de países árabes que expropie al imperialismo y avance en medidas para construir una nueva sociedad.
Es muy importante la decisión de Suráfrica, y otros países que la apoyaron, de denunciar a Israel ante el Tribunal Internacional de Justicia por genocidio y la ruptura de relaciones con Israel de Brasil y Colombia. Las movilizaciones en Cuba, Venezuela, Estados Unidos y otros países de América Latina muestran la unidad y el apoyo a la resistencia y a la lucha de las masas palestinas.
Las grandes manifestaciones en Gran Bretaña, Alemania, Francia y la mayoría de los países europeos están expresando el rechazo de las políticas de la Unión Europea, alineada mayoritariamente con Estados Unidos, exigiendo:
- Denunciar este crimen cometido por Israel y pedir responsabilidades criminales al gobierno de Netanyahu
- Sumarse a la denuncia por genocidio contra el estado de Israel hecha por Suráfrica y otros países ante la Corte Internacional de Justicia
- Suspender inmediatamente el suministro y comercio de armas con Israel así como la colaboración militar
- Sanciones económicas hasta que finalice la ocupación
- Boicot a los productos y empresas israelíes
- Ruptura de relaciones con Israel
- Por la plena autodeterminación del pueblo palestino
Los movimientos sociales, los sindicatos, los partidos de izquierda, el movimiento estudiantil y los intelectuales tendrían que involucrarse más profundamente y hacer un llamado para imponer un alto el fuego, la retirada del ejército de Israel de Gaza y que se posibilite la entrada de ayuda humanitaria para paliar las consecuencias catastróficas de este genocidio.
Marzo de 2024