Hay que movilizarse y rechazar este golpe de Estado orquestado por el imperialismo con la complicidad de la derecha boliviana, de Colombia, Brasil y del gobierno de Macri en Argentina. Este golpe tiene como objetivo interrumpir un proceso revolucionario con una gran autoridad en toda América Latina y uno de los apoyos más importantes del gobierno de Venezuela.
Evo Morales había ganado las elecciones con más de diez puntos de diferencia y su rival, Carlos Mesa, denunció fraude antes de que se supieran los resultados. La OEA, en lugar de pacificar la situación, habló de irregularidades en el 0,22 % de los resultados y sin ninguna base llamó a una segunda vuelta electoral.
Pero, no hubo tiempo para llegar a un acuerdo porque los Comités Cívicos, especialmente de Santa Cruz, dirigidos por Luis F. Camacho y bandas paramilitares, integradas por mercenarios, intentaron amedrentar a la población con violencia, persecuciones, incendios y asesinatos.
Las medidas que se habían tomado durante los gobiernos de Evo Morales y Álvaro García Linera recuperaron la riqueza de Bolivia para ponerla al servicio de las masas bolivianas.
Se nacionalizaron los hidrocarburos, en mayo de 2006, que aumentaron la recaudación del Estado y estabilizaron un crecimiento del 4,9 % de promedio en los últimos años. El salario mínimo subió de 55 dólares a 308 dólares; bajó la pobreza moderada y extrema y la última encuesta registro una tasa del desempleo del 4,2 %.
Creció la inversión en educación y sanidad y se declaró, en el 2008, al territorio de Bolivia libre de analfabetismo. Disminuyó la deuda externa y se construyeron importantes obras públicas, entre la que destaca el Teleférico que une La Paz con El Alto.
¿Pero, cuáles son los intereses económicos y políticos que hay detrás de este golpe encabezado por Estados Unidos? En primer lugar Bolivia tiene la mayor reserva mundial de litio necesario para trabajar el vidrio y la cerámica y la construcción de baterías para coches eléctricos. Es un gran productor de gas y tiene yacimientos importantes de minerales que han sido recuperados por el gobierno de izquierda.
Desde el punto de vista político el Estado Revolucionario boliviano cumplía una función muy importante participando, con otros países, en el ALBA (Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe), creada en Venezuela en 2011 para actuar de conjunto y luchar contra la pobreza y la exclusión social. Esta organización ha rechazado la destitución de Evo Morales y actuará, dentro de sus posibilidades, para revertir este golpe de Estado.
El gobierno provisional que se ha creado sólo ha conseguido el apoyo de Trump, Bolsonaro y Colombia mientras que la Unión Europea se niega a calificarlo. Las medidas que ha tomado de retirarse del ALBA, destituir el 80 % de los embajadores, calificar a los sectores de izquierda como sediciosos, pactar con Cuba la retirada de 725 funcionarios de cooperación no son medidas de fondo. Agreden a periodistas que denuncian la situación y los obligan, a los extranjeros, a salir del país. No quieren testigos de la represión y la persecución que se está desatando contra la población.
La respuesta de las masas, indignadas por estos hechos, no se ha hecho esperar. Un Cabildo multitudinario en El Alto ha rechazado este golpe, ha exigido la reposición de Evo Morales y marchan sobre La Paz. Los mineros se movilizan y sectores del movimiento obrero se dirigen a la capital. La COB (Central Obrera Boliviana) anuncia una Huelga General. El movimiento cocalero está en pie de guerra y Potosí se levantó contra el gobierno provisional.
No existe, en este momento, un interlocutor claro al que dirigirse en el país, hay un vacío de poder y el único sector que permanece fiel a la derecha es la policía porque las Fuerzas Armadas están divididas y la nueva presidenta nombró nuevo comandante en jefe porque no confiaba en el anterior.
Todas las posibilidades están abiertas y lo que se va expresando, a medida que transcurren los días, es la movilización de las masas bolivianas y la falta de apoyo social de este gobierno.
Ya hubo en América Latina y en algunas ciudades de Europa movilizaciones en solidaridad con la lucha del pueblo boliviano así como el apoyo de los gobiernos de México, Venezuela, Cuba y del presidente electo de Argentina Alberto Fernández, quien fue el que organizó la salida con vida de Evo Morales y García Linera a México superando la clausura de los espacios aéreos vecinos. Es una respuesta a la amenaza directa a los gobiernos progresistas de la región y a los que se van a constituir.
Los partidos de izquierda, sindicatos y movimientos sociales deben continuar y extender las movilizaciones y pronunciarse y condenar esta usurpación de la voluntad popular expresada en las últimas elecciones y esta represión indiscriminada contra el pueblo boliviano. Ni los crímenes ni los asesinatos que están cometiendo el ejército y la policía podrán detener la voluntad de las masas de defender la conquista que significa el Estado Revolucionario.