El resultado de las elecciones en España del 26 de junio no ha respondido a los pronósticos y expectativas que se venían anunciando. Las encuestas preveían un descenso del Partido Popular y un ascenso de Podemos que superaría en votos y escaños al Partido Socialista.
Pero, las previsiones no tuvieron en cuenta el desarrollo de la campaña y la situación internacional, especialmente el referéndum en Gran Bretaña.
La presentación en coalición de Podemos e Izquierda Unida generó muchas expectativas porque, después de muchos años, se conseguía una centralización de la izquierda y los movimientos sociales con un programa cuyo eje es el enfrentamiento a la política de recortes y la defensa de los derechos sociales y laborales.
La derecha reaccionó, ante esta confluencia, con la política del miedo, que vienen los comunistas, que se interrumpirá el proceso de crecimiento y creación de empleo, que se quiere aplicar en España las mismas medidas que en Venezuela.
Ante estos ataques la campaña de Izquierda Unida-Podemos (Unidos Podemos) no agitó suficientemente el programa social y se dedicó a tender la mano al PSOE para un acuerdo de Gobierno que las encuestas auguraban que alcanzaría una mayoría.
Podemos ya venía retrocediendo en sus planteamientos políticos como la defensa de Venezuela, la reestructuración de la deuda, las nacionalizaciones. Los Círculos, órganos de participación de la base de Podemos, dejaron, en gran parte, de funcionar y pesar en la elaboración de la política del partido.
El PSOE hizo una campaña centrada en disputar y desprestigiar a Podemos utilizando algunos argumentos muy parecidos a la derecha, influido por el ala acaudillada por Felipe Gonzales y dirigentes territoriales. Su negativa a apoyar a Rajoy en la investidura es simplemente un acuerdo entre la corriente de derecha del aparato y un sector que estaría dispuesto a hacer acuerdo con Unidos Podemos.
El rechazo a permitir que se forme un nuevo gobierno del Partido Popular no tiene unanimidad en la dirección y existe la posibilidad que algunos diputados se abstengan y el PP pueda conseguir una mayoría relativa.
La comparación de los resultados electorales con las elecciones de diciembre queda de la siguiente manera:
Diciembre 2015 Junio 2016
Partido Popular 7.200.000 votos 7.860.000
123 Diputados 137 D
Partido Socialista 5.530.000 5.400.000
90 D 85 D
Unidos Podemos 6.100.000 5.028.000
71 D 71 D
Ciudadanos 3.500.000 3.100.000
40 D 32 D
El aumento del voto al PP se debe a un trasvase que provino de Ciudadanos que, como hemos analizado, fue consecuencia de la campaña del miedo. Los votantes de derecha se concentraron apoyando las políticas de Rajoy ante la probabilidad del triunfo de Unidos Podemos. Y un hecho anecdótico para medir como caló en el electorado esta situación El PP aumentó sus votos en las Comunidades deonde se habían destapado más casos de corrupción.
Pero, las propuestas de la derecha tuvieron un apoyo inesperado: el triunfo del Brexit en Gran Bretaña. La izquierda no tuvo seguridad para situarse frente a este proceso. Algunas corrientes de la izquierda vieron el resultado del referéndum como un ataque a la Europa del capital y al euro.
Si nosotros analizamos la distribución de los votos del Brexit vemos que el voto del SI estaba compuesto por sectores de personas mayores, pequeños productores agrarios, trabajadores autónomos y un sector de la clase obrera, sobre todo la galesa, golpeada por la crisis y las políticas de recortes de la Unión Europea.
En las ciudades como Liverpool y Manchester, donde tiene mayor peso la vanguardia proletaria, y las ciudades donde hay mayor peso de la juventud, ganó el NO.
La izquierda laborista no ha sabido intervenir en este referéndum. No defendió alternativas a las políticas austericidas de la Unión Europea y no argumentó que permanecer en Europa significaba apoyar la lucha del proletariado francés contra la reforma laboral, el Frente de Izquierda en Portugal, el proceso en España con Unidos Podemos y, entre otras luchas, el gran movimiento europeo contra el TTIP.
Que Gran Bretaña se vaya no debilita el euro porque nunca se integró en esta moneda y todas las exigencias que ha planteado el gobierno de Cameron a la Unión Europea no eran para favorecer a las masas inglesas sino a la City y a las multinacionales. Por eso la base de este referéndum ha sido una lucha interburguesa y en ese campo pesaron el UKIP y la ultraderecha xenófoba que se aprovecharon de la debilidad y la falta de programa de la izquierda.
Esta situación tuvo un papel decisivo en las elecciones de España. Un sector temeroso, influido por el desplome de las bolsas y la inseguridad política y económica se concentró en el voto a Rajoy porque consideró que era el partido más apto para defender sus intereses y su nivel de vida.
La dirección de Podemos no supo dar seguridad a un sector de la juventud y de la izquierda que, aun reconociendo los progresos de sus dos años de existencia, no fue atraído por una política electoralista alejada de la lucha de los movimientos sociales.
La deuda está atenazando la recuperación económica de España y de otros países del sur de Europa y requiere una reestructuración para poder volver al camino del crecimiento económico pero con salarios dignos. Este tema así como los gastos militares y la OTAN no han participado en la campaña electoral.
La visita de Obama a España, para respaldar su política económica y militar, no tuvo una respuesta masiva de rechazo a pesar de la participación de Estados Unidos en todos los conflictos, especialmente Libia, Siria y Ucrania.
La pérdida de más de un millón de votos de Unidos Podemos ha sido una actitud crítica de un sector de la izquierda que exige a la nueva formación profundizar en las políticas de transformaciones sociales.