Entre 2023-20024 ha habido un período de huelgas en la mayoría de los grandes países capitalistas, y en Gran Bretaña en particular. En África, Mali, Níger y Burkina Faso han avanzado en la expulsión del imperialismo francés. El gobierno de Irak ha exigido que las tropas de ocupación estadounidenses se retiren. Y la solidaridad anticolonial ha tomado una nueva forma cuando los huttíes de Yemen dijeron a los capitalistas mundiales que la mejor manera de proteger sus barcos comerciales es dejar de armar y financiar al Israel genocida contra Gaza.
Desde que Rusia demostró al mundo que tenía el coraje y la determinación de enfrentar los preparativos militares del capitalismo mundial contra Rusia y China, la clase trabajadora y las masas del mundo se han sentido alentadas.
Esta es la lucha anticolonial que continúa en todo el mundo. No es estrictamente revolucionario pero sí lo es en lo que respecta al imperialismo británico y tiene muy profundas implicaciones revolucionarias en lo que respecta al Partido Laborista.
Casi expulsado del mundo, materialmente y políticamente, el imperialismo responde con odio como régimen. Al sentir cuestionada su hegemonía, se comprime sobre sí mismo en forma de multinacionales. Se otorga una forma global de poder que somete a los países capitalistas más pequeños. Concentra las finanzas mundiales e intenta mantener al mundo ex colonial bajo las garras del dólar, de sus sanciones y de la deuda. Se ha convertido en una fuerza militar mundial concentrada principalmente en Estados Unidos y la OTAN.
El Senado de Estados Unidos votó un paquete de ayuda de 95.340 millones de dólares para el gobierno pronazi de Ucrania, para el gobierno genocida de Israel y para el apuntalamiento de Taiwán contra China. Los líderes de esta potencia global se consideran dueños de diferentes países, como ocurre con su plan de enviar una fuerza policial de Kenia a Haití. Aunque cada vez son menos quieren mantener al mundo entero a merced de sus armas atómicas.
En Gaza, Estados Unidos se impone a Israel con su proyecto de pontones desde el mar (¡de “ayuda humanitaria”!). Ya se ha impuesto a Alemania al cortarle el suministro de gas desde Rusia e incluso al Reino Unido gracias al derecho que ha adquirido a almacenar sus bombas atómicas B61-12 en los silos de Lakensheath (Suffolk). Las demás burguesías aceptan esto porque también sirve a sus intereses capitalistas. Para defenderse de sus poblaciones y de su clase trabajadora acogen esta imposición e incluso contribuyen a ella activamente. Como cuando Boris Johnson viajó a Ucrania para aconsejar a Zelensky contra un acuerdo de paz con Rusia. Esto forma parte de la guerra del régimen capitalista para intentar mantener su control sobre el mundo.
Esta crisis del capitalismo no es del tipo ordinario que viene con inflación, deflación y fallas en la competencia. Lo que está en juego es la existencia del propio sistema. Detrás de su desesperación está su temor por no perder su hegemonía mundial. De hecho, el capital y la acumulación del capital sólo pueden existir sobre la base del saqueo de tierras distantes, sus recursos, sus medios de vida, la salud de las personas, la tierra y el planeta y la vida misma. El proceso continuo de liberación colonial apunta a un momento, quizás no tan lejano, en el que la economía de Gran Bretaña, por ejemplo, dejará de recibir el “botín” de este saqueo mundial y tendrá que cambiar su estructura misma y comenzar a producir para las necesidades humanas.
El Partido Laborista es un pilar del capitalismo en la clase trabajadora. La crisis global del sistema capitalista y su miedo a perder el control del mundo se expresa en el silenciamiento por parte de los dirigentes laboristas (dentro del partido) de todo lo que tenga que ver con Gaza y los crímenes de Israel. La raíz de esta crisis en el Partido Laborista reside en el continuo avance, en el mundo, de la lucha por la liberación colonial. Porque eso es el significado de la lucha de los palestinos. La movilización de la clase trabajadora y de las masas británicas en apoyo a los palestinos ilustra esto perfectamente. No es casualidad que en las manifestaciones británicas haya aparecido un nuevo lema: “¡de-de-descolonizar!”.
El Partido Laborista ha expulsado y repelido a cientos de miles de miembros socialistas y anticolonialistas de la clase trabajadora. Esto ha debilitado a los trabajadores en los sindicatos en la medida en que ha fortalecido a las burocracias sindicales que conspiran con el imperialista Laborista Starmer. Esto ha debilitado a los sectores académicos e intelectuales donde los miembros laboristas anticolonialistas perdieron posiciones, o sus empleos, a través de falsas acusaciones de antisemitismo por haber acusado a Israel y defendido a los palestinos.
Por otro lado, ha dado fuerza a la creación de muchos movimientos y corrientes fuera del Partido Laborista que están buscando medios para remediar esta situación: buscan el derecho a organizarse políticamente en condiciones de creciente represión política, legal y estatal. Las manifestaciones masivas semanales se han vuelto necesarias como medio para ganar o recuperar el derecho a expresar la propia sed de verdad y dignidad humana.
Los cientos de miles que salen a las calles cada sábado expresan su alegría por sentirse fuertes juntos y su agonía por no poder detener más directamente la carnicería y el exterminio de Palestina y de los palestinos. En cada área local y distrito electoral hay ahora grupos de exlaboristas y otros miembros de la población que exigen el derecho a nombrar a los criminales contra Gaza sin ser demonizados, sin ser mantenidos bajo amenaza de arresto, sin representación política y a merced de grupos fascistas.
Muchas de esas nuevas organizaciones anticoloniales y antiimperialistas esperan la creación de “un nuevo Partido de masas de la clase trabajadora”. Hablan de la necesidad de sustituir al Partido Laborista, al que a menudo consideran muerto y por enterrar. Sin embargo, esto puede no ser del todo correcto, en el sentido de que los sindicatos no se han desafiliado masivamente del Partido Laborista, es un espacio donde todavía está organizado un sector importante del movimiento obrero sindicatos y considerando que de allí surgió un Corbyn. También está el hecho de que, si un gobierno de Starmer es “elegido” por defecto en las próximas elecciones, ni siquiera podrá gobernar un sistema capitalista que está material y políticamente en bancarrota.
Estos diversos grupos y organizaciones de izquierda buscan una alternativa al liderazgo de Starmer. Los ataques que han sufrido en el Partido Laborista, en todo el país, tienden a acercarlos entre ellos, a nivel nacional. Va a ser lógico que armonicen sus tácticas electorales en cada zona y saquen conclusiones a nivel nacional.
La importancia de este proceso es que podría convertirse en una plataforma política nacional de donde sacar conclusiones de la experiencia de Corbyn y adoptar ahora un programa anticolonial consistente, en previsión de que el país reorganice sus estructuras económicas para ya no depender de la rapiña del mundo. Y, en cambio, comenzar a desarrollar la capacidad de la población trabajadora para producir para las necesidades humanas, ya no para exportar en beneficio de los que ya son ricos y que ni siquiera invierten en lo que la gente necesita.
Intentar unir estos diferentes grupos y organizaciones crea condiciones en las que las limitaciones políticas del liderazgo de Corbyn pueden evitarse en el futuro, ya sea desde dentro o fuera del Partido Laborista. No hay razón para seguir perdiendo plazos. Tales ideas incluyen la necesidad de adoptar una posición común anti-OTAN a nivel nacional, elevar y unificar las organizaciones contra la guerra, plantear la nacionalización de las empresas de servicios públicos junto con la abolición de la monarquía. Éste no es un programa comunista pero contiene aspectos necesarios para un Estado obrero en Gran Bretaña.
La elección de Galloway como “independiente” por Rochdale (cerca de Manchester) es muy importante. Su campaña se centró, fundamentalmente, en Gaza. Es un golpe a la clase dirigente nacional e internacional. Plantea que Estados Unidos pone en peligro a los países europeos y a Gran Bretaña particularmente. Está construyendo un movimiento abierto a todos los que están en contra de la guerra. Pero, llama a los sindicatos a salirse del Partido Laborista sin una política de clase, sin un debate. Hay que ayudar a la lucha antiburocrática y a limpiar a la dirección de los sindicatos para que se pueda expresar la clase obrera.
Las tradiciones laboristas en Gran Bretaña son socialdemócratas pero la salida socialdemócrata de un capitalismo humano ha muerto. Esto significa que hay que presentar a los grupos y tendencias de izquierda en formación una perspectiva sólida para que no queden atrapados en la expectativa idealista de paz y reformas progresistas en el capitalismo.
9.3.2024